miércoles, 8 de agosto de 2012

El método Montessori



El método Montessori esta basado en observaciones científicas relacionadas con la capacidad de los niños, para absorber conocimientos de su alrededor, así como el interés que éstos tienene por materiales que pueden manipular. Cada parte del equipo, cada ejercicio, cada parte del método desarrollado, está basado en lo que ella observó, lo que niños hacían “naturalmente”, por sí mismos, sin ayuda de los adultos. Procurar desarrollar este potencial a través de los sentidos, en un ambiente preparado y utilizando la observación científica de un profesor entrenado  para identificar las necesidades de los niños  con la capacidad  de amar y respetar al niño como persona y ser sensible a sus necesidades y de tener la suficiente humildad para entender que nosotros no enseñamos a los niños,  ellos aprendan fue el querer de  Maria Montessori pues estaba convencida de que “uno mismo es quien construye su aprendizaje”.

El educador montessori ejerce una guía, que potencia o propone desafíos, cambios, novedades. No promueve la competencia entre compañeros, se respeta y valora el logro de cada uno de acuerdo  al momento de desarrollo en el que se encuentre y a su propio ritmo. Estos  principios educativos basados en el respeto hacia el niño y en su capacidad de aprender. Basados en: la autonomía, la independencia, la iniciativa, la capacidad de elegir, el desarrollo de la voluntad y la autodisciplina.  El orden, la concentración, el respeto por si mismo, por los demás y por el medio que lo rodea son Libertad. 


En un aula Montessori, los niños pueden mover sus mesas, agruparlas o separarlas según la actividad, todo el mobiliario es adecuado al tamaño del niño, siendo las manos las mejores herramientas de exploración, descubrimiento y construcción de dichos aprendizajes.  Ella decía que los niños se encontraban aprendiendo a moverse y que era absurdo tenerlos quietos o en silencio. El error es considerado como parte del aprendizaje, y se toma como parte natural, como una etapa del proceso de aprendizaje. María Montessori daba mucha importancia al juego como estrategia de aprendizaje para lo cual ideó un material didáctico, y propuso un mobiliario adecuado al tamaño de los niños. También resaltó la importancia de la participación de los padres en el proceso educativo de los hijos.

Para Montessori, La libertad en el contexto educativo se traduce en oportunidades que permiten la manifestación de las fuerzas creadoras. Es por ello de vital importancia que el niño pueda moverse, tomar iniciativas, elegir los materiales que le atraen, decidir con quien quiere trabajar y de esta manera ejercitar su voluntad permitiéndosele la oportunidad de expresar su verdadera naturaleza. El trabajo del adulto en este ambiente debe tener como objetivo llevar al niño a la conquista de la independencia. El hacer las cosas por los niños, sustituirlos en su actividad es una ayuda que además de inútil es perjudicial, destructiva y peligrosa para la personalidad del niño. Los adultos, padres o maestros, somos colaboradores en esta monumental construcción que el niño lleva a cabo.La verdadera educación decía la Dra. Montessori es el amor, que nos permite dar al niño las verdaderas oportunidades para su desarrollo. La libertad es una finalidad en la educación, representa la última etapa por alcanzar, esta finalidad solo se logra en un medio que permita la libertad de movimiento y de elección de las actividades que permiten evolucionar según la ley natural. No olvidemos que el hombre libre adquiere conciencia de lo que es, por referencia de la realidad exterior; así puede decidir conscientemente lo que desea.

Actividad en familia: Reutilizar una bolsa de papel



Fuente: http://www.pikadillycharm.blogspot.com.es/

martes, 7 de agosto de 2012


Siembra una acción y cosecharás un hábito, siembra un hábito y cosecharas un  carácter, siembra un carácter y cosecharás un destino. 

Williams James

Las rutinas




Todos los niños sin excepción necesitan que se les aplique límites, representados por las rutinas o hábitos diarios, que a su vez le brindarán la posibilidad de ir desarrollando su sentimiento de responsabilidad a medida que los vayan incorporando.

Crear hábitos de rutinas en los más pequeños es algo esencial para su formación. El niño se vuelve más seguro al conocer lo que debe hacer en cada momento. Estos hábitos hay que empezar a incorporarlos desde temprana edad, ya que cuanto más tarde empecemos, la tarea se vuelve más compleja.

Es el adulto el que enseña los hábitos y las pautas que deben ser seguidas por el niño. La repetición de estos hábitos, modales y rutinas una y otra vez, es la forma que tienen los niños de aprenderlas. La labor de los padres es fundamental, ya que debemos ser los primeros en dar ejemplo pues la manera en que los niños aprenden en estas edades, es por imitación.


Establecer las rutinas

Los padres deben organizar las actividades diarias que deben realizar los niños y enseñarle a llevarlas a cabo, explicándoles, en función de su edad, la razón por la que se hacen y cuáles son sus beneficios.

Si a lo largo del día el niño sabe lo que va a ocurrir, se siente más seguro. Por tanto, las rutinas deben estar repartidas desde el momento de levantarse hasta la hora de acostarse. Como ejemplo de algunos hábitos que los niños deben ir adquiriendo tenemos: lavarse las manos antes de comer, horario fijo de las comidas, lavado de dientes, tiempo de juego, tiempo de estudio, tiempo de descanso, (la siesta en el caso de los más pequeños) y la hora de acostarse.

Es importante destinar un lugar específico a las actividades que el niño tenga que realizar en cada momento: comer en la cocina, no viendo la tele o en su habitación, hacer las tareas en el mismo sitio, acostarse en su habitación, no en el sillón o en la cama de los padres.

Al principio debemos acompañar a nuestros hijos comprobando que cumplen con las rutinas establecidas, y conforme sean más mayores se les irá animando a hacerlas por sí mismos: vestirse, ducharse, lavarse los dientes, comer…, añadiendo otras a medida que vayan creciendo: recoger su ropa y ponerla en la cesta de lavar, ayudar a poner la mesa, hacer su cama…

Algunos hábitos y rutinas tardarán más que otros en ser asumidos por los niños. La clave está en la repetición de los mismos, cada niño es distinto y lo que uno aprende a la primera, hay otro que le cuesta un poco más. Los padres tenemos que intentar tener paciencia y constancia y no desesperarnos por que no aprendan lo rápido que nos gustaría. El tono de voz tranquilo y calmado al explicarle y corregirle es fundamental para ayudarlo en su aprendizaje.

En cuanto llegan los fines de semana, podemos ser más flexibles con la hora de despertarse y acostarse, las horas de juego. Los padres solemos estar más libres y podemos dedicarnos a hacer otras actividades con nuestros hijos, dependiendo de la estación del año en la que nos encontremos. El contacto con la naturaleza, es una estupenda actividad en la que combinamos el juego, con el cuidado y respeto con nuestro entorno.

La finalidad de las rutinas consiste en que el niño aprenda a organizar su tiempo de manera autónoma, con un orden diario establecido y un horario rutinario, ya que un niño con este aprendizaje tendrá una mayor seguridad, mejor autoestima, y mayor contención.

Un niño autónomo sabe qué esperar dentro del hogar, sus  actividades están dentro de la organización de la familia en la que todos sus miembros tienen unas tareas asignadas individuales o de trabajo en equipo, que consiguen crear un orden que beneficia a todos.

Somos los principales educadores de nuestros hijos y los principales responsables de su comportamiento. Por ello, al establecer las rutinas, debemos acompañarlos durante todo el proceso de su crecimiento con amor, tolerancia y sobre todo con una conducta ejemplar por nuestra parte.

Los niños y el contacto con la naturaleza



Los niños de ahora necesitan una educación más salvaje.


¿Qué significa eso de educar en verde?

Quiero jugar con una imagen y un concepto. Por un lado, está claro que a todos, grandes y pequeños, nos sienta bien el contacto con la naturaleza. Pero también puede existir una pedagogía verde. La necesidad que los niños de hoy esten al aire libre y la posibilidad de educarlos teniendo en cuenta la ecología y la naturaleza de los niños y niñas.

Usted defiende un contacto directo con la tierra.

 Para los niños de hoy es fundamental, porque en los últimos treinta o cuarenta años se ha perdido. Antes salíamos a jugar a la calle, pero con el acceso a la escuela se encontró un espacio de civilización. Hoy continúa siendo así, pero los niños necesitan una educación más salvaje, ya no necesitan tanta civilización porque la encuentran en cualquier sitio. A la calle no pueden ir porque hay demasiados coches. No tienen el espacio para estar solos, porque el 90% de los niños y niñas de este país van a las extraescolares.  Llegan a casa con el tiempo justo para hacer deberes y ponerse delante del ordenador.

¿Se pierde la infancia entre paredes?

El escritor Carl Honoré habla de secuestro de la infancia por parte de los adultos.  Ser niño significa correr, saltar, ir sucio, pasar horas investigando a las hormigas. Se está perdiendo toda esta relación con la naturaleza y también el contacto con el grupo de amigos que encontrabas antes en la calle.

Pero continuan jugando.

En la escuela tienen media hora de patio. Eso es muy poco tiempo para pasar entre amigos. Hace poco escuchaba una conversación de unos niños que querían quedar un lunes para jugar y no consiguieron hacerlo hasta el viernes. Les era imposible quedar media hora porque tenían extraescolares y a las ocho tenían que estar en casa para hacer los deberes. Estan llevando una vida de adultos.

¿Y este ritmo no puede ser bueno, no?
Creamos niños enfermos. Se juntan problemas médicos de asmas y alergias con los psicológicoso de desarrollo. Cada vez llegan más niños a infantil con dificultades de motricidad, con miedo a saltar.

¿En los pueblos las condiciones son más favorables?

Hay sitios y sitios, pero existe una tendencia a la humanización del campo. Yo tengo amigos que viven en pueblos y no dejan que sus hijos salgan a la calle.

¿Entonces, qué falla?

Es una crísis de valores. Nos hemos cerrado tanto en nuestra realidad que hacemos lo mismo con los niños. Ellos quieren cosas reales y les construimos todo un mundo artificial, debemos volver al contacto con la naturaleza en la vida cotidiana, tanto en casa como en la escuela o la ciudad.

¿Eso no es un sueño?

Creo que esta crísis puede ser una oportunidad, porque la naturaleza es mucho más barata. Quizàs dejaremos de hacer plazas duras para que crezcan hierbas. Cada vez hay más gente que hace un huerto urbano o vecinos que se ocupan de terrenos y hacen jardines. Ya se van haciendo cosas.


Entrevista realizada a  Heike Freire. Pedagoga y autora del libro Educar en verd. Publicada en catalán en http://elgronxadordartijoc.blogspot.com.es/ y traducida al castellano en http://jugarijugarcast.wordpress.com/2012/07/09/los-ninos-de-ahora-necesitan-una-educacion-mas-salvaje/


lunes, 30 de julio de 2012